Con el tiempo a mi suerte{ Dominique}

Por fin habían terminado las clases. Eso era en lo único en lo que podía pensar en esos momentos. No sabía como era capaz de aguantar tantas horas sentada tras un pupitre, tal vez ayudaba que muchas veces no estaba cien por ciento concentrada en las clases. Se dirigió a su habitación, ya que antes de decidir dar un pequeño paseo debía librarse de la carga pesada que suponía en esos momentos su bolso. Rebuscó dentro de su baúl un libro de tapa color verde musgo. Al encontrarlo salió de su habitación.

Subió las mazmorras hasta la segunda plata. Se habrá demorado quince minutos en hacerlo. Se dirigió al patio interior para poder encontrar al de tranquilidad para leer. Nunca se ha considerado amante de la lectura, pero le guste o no ese libro podría contener algo muy importante para ella. Sonrió a sus adentro al encontrarlo vació. Se dirigió a una de las bancas y se sentó en ella.

Dominique llevaba media hora sumida como nunca en una lectura. Un suspiro salió de sus labios. El silencio que había en el lugar fue roto por un voz. Giró su rostro y pudo distinguir de quien se trataba. Un Ravenclaw. Quizás con el único que ha podido llevar un buena relación pero sin quitar los constantes roces, al final había algo que los separa completamente, los bandos. Cerró rapidamente el libro que tenía entre sus manos y se preocupo de dejar el título del libro debajo cuando se lo acomodó en sobre su falda. - Lorcan, ¿Te parece que sea lindo cuando hay mucho sol? Cosa inusual teniendo en cuenta donde nos encontramos. - No trataba de sonar borde y menos con alguien con quien había llegado a llevarse bien, pero era algo muy propio de ella que muchas no podía controlar.

Dominique no era de mantener relaciones amistosas secretas. Muchas veces era de una línea, amigos o enemigos así de simples. No existían los términos medios. Pero el tiempo ha ido haciendo que en ese sentido que su pensamiento comenzara a aceptar los “términos medios”. Había dos casos en que los había aceptado y, uno de ellos era con el Ravenclaw.

Sin nisiquiera inmutarse, volvió la vista al frente. Era muy común que Lorcan o ella se acercara el otro si no había moros en la costa, cosa que no sucedía cuando se encontraban rodeados de gente. El patio interior estaba vacío, y eso ayuda mucho. Tal vez las piezas de ajedrez ese día tenían que moverse de esa manera, quizás el destino estaba ayudando a que se juntarán, quien sabe y ya era hora que se juntarán a charlar.

Arqueó los ojos ante su respuesta. Había muchas cosas en las que no concordaba con el rubio y le sorprendía darse cuenta que se agregaría el clima a esa lista. - Prefiero muchas veces aquellas neblinas que lo cubren todo a su paso. El calor y el sol no van mucho conmigo – dijo. Bajo la mirada al libro al percibir la curiosidad en los ojos de Lorcan, se trataba de un libro que simplemente no podría revelar ni al rubia que con poco tiempo se había ganado buena parte en la vida de Dominique, algo que él logró con su tan característica personalidad. - Como bien he escuchado por ahí a las serpientes suele gustarle los ambientes así - sonrió sarcásticamente.

Se encogió de hombros ante su pregunta - Quería un lugar tranquilo para leer por un rato. Jugué a un simple juego de niños para ir descartando lugares, y éste salió como premiado - leer no era algo que Dominique hiciera con demasiada frecuencia pero según las circunstancias tenía que comenzar hacerlo. - Pero parece que la tranquilidad se acaba de terminar ¿o no? ¿Y tu qué haces, es raro verte sin tus secuaces? - dirigió su vista hacía el rubio.