Dream or not... (Fred)

Estaba sentada en su cuarto viendo la ventana esperando que su lechuza regresara una vez más…
Lizz ya tenía tres semanas esperando que Fred regresara de dondequiera que estuviese. Estas habían sido las semanas más largas de su vida, no sabía que había pasado con su novio, no sabía si sus papás se lo habían llevado, si se había escapado por alguna extraña razón, si alguno de los encapuchados de la otra noche se lo había llevado junto con Lyss… nada, no sabía absolutamente nada y eso la frustraba de una manera impresionante.

Durante las últimas tres semanas había estado mandando cartas a Fred una tras de otra apenas dejaba a la pobre ave descansar cuando llegaba de su largo viaje a la casa de los Weasley, los Potter, o cualquier otra casa en la que pudieran tener alguna idea de donde podía estar. Sé que eso se escucha más como obsesión más que nada, pero no era así, ella simplemente estaba preocupada de que se hubiera ido para siempre sin despedirse; muchas veces había pensado que se había ido porque ya no la quería ver más, así como Albus quiso hacer una vez, pero siempre intentaba desechar esa idea de inmediato.

La lechuza manchada empezaba a vislumbrar desde la ventana de dormitorio de Jez, la chica no tardo ni medio segundo en dar un brinco de la cama y abrir la ventana dejar a Hibou pasar, Jez tenía una sonrisa enorme en el rostro (como siempre que veía llegar a su lechuza) pero no tardo en decepcionarse al ver que en la pata de la lechuza no se encontraba nada. El pobre de Hibou ya veía a su dueña con un rostro casi de odio pero ella no le daba mucha importancia, saco agua y un poco de comida para su lechuza mientras se sentaba a escribir otra carta.

Spoiler:

Una vez que terminó dejó a la lechuza descansar diez minutos y pasado ese tiempo le amarró la carta a la pata y la mandó a casa de los Weasleys, emparejó la ventana y se acostó en su cama un rato, no pasó mucho tiempo para cuando calló rendida al sueño…
Se encontraba en un cuarto lleno de luz, el cuarto pertenecía probablemente a la casa de los gritos, ella estaba mirando por la ventana el paisaje que tanto le gustaba, entonces escuchó unos pasos y se giró rápidamente - Fred! ¿Donde estuviste todo este tiempo? Te extrañé tanto! - Lo abrazó como nunca y no tenía planeado dejarlo ir, solo estaba esperando a que él dijera algo de regreso, pero no dijo nada ni hizo nada, solo se quedó ahí como tabla; Jezz le miró y se dio cuenta que había algo raro con Fred… ¿ le había cambiado la cara? O tal vez solo eran ilusiones suyas… pero entonces pasó algo que la hizo dar un grito, Fred se desvaneció por completo no fue hasta en ese momento que se dio cuenta que estaba dormida. Se levanto de su cama y se dio cuenta que ya era de noche y que Hibou ya había regresado, otra vez sin nada.
Sentía que de alguna manera aún seguía soñando, como esas veces en las que estas tan cansada que no sabes distinguir lo real de lo irreal y siempre que soñaba eso terminaba sientiendose de esa forma, osea prácticamente diario, ya no había día alguno en el que no soñara con Fred, lo extrañaba de verdad mucho, pero al parecer tennía que hacerse a la idea que probablemente no iba a volver.

Salió de su cuarto, no quería volver a dormir, por lo menos no ahora, necesitaba distraerse de alguna manera. Caminó hasta las escaleras que llevaban a la torreo oeste y empezó a subir mientras contaba las escaleras. -1, 2, 3, 4, 5… - comenzó -58, 59, 60… – todo estaba más obscuro de lo normal, probablemente porque no había luna esa noche; parecía que todo el mundo sabía cuando se sentía sola y se las arreglaba para hacerla sentir aún peor – 134, 135, 136… - ya solo le faltaban 14 escalones más para llegar a la parte más alta de la torre. Le gustaba ese lugar era bonito, tal vez la vista no era tan bonita como en la casa de los gritos pero no quería ir ahí porque le recordaba a Fred – 147, 148, 149, 150, llegué – sonrio algo cansada mientras miraba al frente para encontrarse con una sombra, más que una sombra una silueta, era hombre eso era seguro, pero con la poca luz que había no pudo distinguir de quien se trataba, así que solo caminó y se puso alado del ventanal de la torre – buenas noches – fue lo único que dijo para después perderse una vez más en sus pensamientos,

La noche era obscura pero pequeñas estrellas que lograban asomarse de entre las nubes daban un brillo en la torre, casi mágico, justo como esa vez en la que casi se cae Jez, la chica no podía evitar comparar esta torre con la casa de los gritos, si tenían muchas cosas en diferencia, pero el ventanal y en especial el cielo de esta noche la llevaban a ese día que la cambió por completo, pero por supuesto que para que esta torre fuera tan especial como la casa de los gritos le hacía falta algo esencial, Fred. Sí había un chico ahí pero no lograba distinguir bien quien era, además de que estaba segura que no era Fred, él ya no iba a volver y sabía que solo en sus sueños lograba verlo, así que la persona que estaba a su lado le daba igual, no le daba importancia alguna, hasta que escuchó su voz…
En cuanto lo hizo se quedo paralizada en donde estaba, viendo las estrellas pero pensando en mil cosas a la vez, no podía creer que estuviera aquí. Se giro con mucha lentitud para mirarlo, esperando decepcionarse una vez que lo viera dándose cuenta que simplemente había confundido su voz con la de alguien más, pero no fue así, en cuanto salieron las últimas palabras de la silueta que estaba frente a ella supo con exactitud que era él, no podía tratarse de alguien más.

Se acercó con entusiasmo pero justo antes de echarse en sus brazos y abrazarlo y besarlo como no había echo en mucho tiempo se detuvo en seco, se dio cuenta de lo que estaba pasando realmente, esto era demasiado buena para ser verdad, después de todo ¿cuantas posibilidades hay de que a media noche subas a la torre más alta del castillo y te encuentres a la persona que más añoras en este momento? Una en un millón, y para la suerte que tenía Lizz sabía que eso no le había pasado a ella, esto era solo producto de su imaginación, sabía que en cuanto lo abrazara pasarían 10 segundos y después no habría nada más en sus brazos solo la soledad que parecía estarla persiguiendo últimamente; y aunque quisiera hacerlo, aunque todo su cuerpo le decía que lo abrazara no lo hizo, simplemente se quedo mirándolo con los ojos como platos sin moverse apenas y respirando y no parpadeo ni una sola vez; tenía una teoría, en todos sus sueños Fred, o bueno “Fred” se iba después de que ella lo abrazara, así que tal vez sis solo se quedaba ahí sin hacer nada podría por lo menos verlo más tiempo, aunque siempre con el temor de que en cualquier momento pudiera disolverse en el aire.

Se quedo viéndolo por un poco más de 5 minutos sin moverse aún, viendo a “Fred” tan detalladamente que ya te podía describir hasta cuantos centímetros de separación tenían sus ojos, pero había algo raro, entre más lo veía más se daba cuenta que este Fred no era igual al de sus sueños, este era mucho más real, en sí el sueño era mucho más real que ninguno que había tenido nunca, seguramente eso pasaba porque era un sueño que estaba pasando dentro de un sueño ya que ella se levanto del sueño de su sueño cuando subió hasta acá arriba, si era confuso pero no encontraba ninguna otra explicación.

Despues de mirarlo un poco más se decidió por hablarle, al parecer este Fred no se iba a ir si solo lo veía, igual yy si hablaba solamente también se quedaría aquí con ella – sí es una noche muy linda – dijo no muy segura, ya que sabía que estaba en un sueño se sentía muy tonta hablando porque sabía que solo se estaba hablando a si misma y todo lo que el decía eran cosas que sus subconciente le decía – pero podría estar mejor – dijo con una sonrisa triste, ya no sabía si quería que este Fred estuviera con ella o sí mejor quería que se marchara, no estaba segura de querer seguir sufriendo cuando se levantara al darse cuenta de que el verdadero Fred no estuviese con ella . Había otra cosa de la que no estaba segura, no podía decidirse por cual de las razónes ella creía que Fred se había ido, tal vez si se preguntaba en un sueño el le daría la verdadera razón - ¿por qué te fuiste tanto tiempo? – dijo sin dejar de verlo mientras sentía una inmensa tristeza al pronunciar esas palabras - ¿Por qué me dejaste? – dijo ya sin poder contenerlo, una lagrima resbalo por su mejilla, pero no dejo de verlo, sabía que era solo un sueño así que no le importaba que la viera llorar.