Otra vez tu {Teddy}

Me levanté con bastante tiempo entre manos, la verdad es que yo siempre había sido un hombre bastante adelantado en tiempo, siempre prefería andar adelantado que atrasado. Me vestí con cierta tranquilidad y luego bastante temprano llegué a Hogwarts por una de las chimeneas que nosotros como profesores podiamos bien usar para salir y entrar. No ibamos a tomar el camino largo teniendo esta posibilidad. A pesar de llegar bastante temprano me pare un par de veces por los pasillos a conversar tanto con mis pequeños Weasleys, como con alumnos que me pedían ayuda en diversos temas, siendo yo un profesor joven algunos me tenían más confianza.

Me encaminé ahora si a la sala de profesores, tenía que buscar mis carpetas y libros que los tenía guardados ahí como todos, para más tarde ir a las clases. Recordaba que tenía unas calificaciones que pasar al libro de clases y las tenía en una hoja toda piñufla que sino escribía ahora mismo luego la perdía. Pero al abrir la puerta me encontré con la unica persona que me alegraba el día tanto como me lo destruía, Victoire. Llevaba una sonrisa, como siempre hacía, pero al escuchar su saludo no pude fingir al 100% una igual "Ted suena tan frio ahora" igualmente esbocé una sonrisa lo mejor que pude y cerré la puerta al entrar en la habitación. -Buenos días, ¿como estás?- mientras caminaba mis ojos estaban fijos en ella, en su sonrisa y natural forma de ser, no debía haber mujer más natural en el mundo que ella, y a la cual esa actitud le quedara mejor. Me fui a sentar también en aquella mesa, sin hacer nada de nada, olvidando completamente hasta mi propio nombre al perderme del mundo porque ella ocupaba todos y cada unos de mis pensamientos. -Fue una mañana fria la de hoy- solté en un afán de crear conversación de la nada, comentario que se sintió bastante estúpido una vez escapó de mis labios. Fruncí el ceño porque ya no había nada que pudiera hacer al respecto para cambiarlo, como cada cosa equivocada que hice cuando estuve con ella, ahora no podría cambiarlas.

Sonreí, por supuesto, cuando me responde que esta bien. Por supuesto que quería que estuviera bien, a pesar que eso no se diera al estar conmigo. Dicen que si quieres algo has de dejarlo ir, pero a mi aun me costaba mucho abrir la jaula y dejar escapar al canario para siempre de mi lado. No faltaba el momento en que la veía así, tan feliz, que me preguntaba que pasaría el día que para mi desgracia otro la enamorara. ¿Sería tan idiota acaso, como para negarse al matrimonio como yo lo había hecho? Aun ahora no me entendía a mi mismo y esa reticencia al compromiso, no tenía razón de ser, pero tener que hacer un juramento me parecía idiota, siendo que yo ya sabía que con ella quería pasar el resto de mi vida. Pero ella no lo entendía así y quería un juramento, vamos, que si quiere le doy el juramento irrompible de que la amaré por siempre, el otro no tiene ninguna gracia.

-Sin novedades tampoco- "no se si pueda realmente decir que estoy bien" respondí entregando poca información de mi mismo. Me doy cuenta de su pequeño orden, más bien como si intentara poner una barrera a nuestra ya distancia extrema, y mis ojos siguieron sus manos en su camino vertiginoso de atraer cuanto pudiera hacia ella misma. Recordé que era lo que venía hacer, si por fin, al ver esos pergaminos sueltos en ese lugar. Pero antes de poder ponerme de pie e ir por los mios su comentario fue como un azote en el rostro ¿se refería a mi acaso? -¿a quien te refieres?- tuve que preguntar. Cuando se trata de mujeres no soy el hombre más inteligente y soy verdaderamente un pobre diablo tratando de adivinar lo que quieren decir cuando dicen algo, casi siempre me equivoco por lo demás. Volví a olvidar el pequeño pergamino que está atorado en mi locker de profesor, ese que en cualquier momento si se me pierde, pierdo toda la información de mis alumnos.

Antes que se me olvidara me puse de pie, cuando ella se fue a preparar un café y agarré ese pequeño papel y me lo metí al bolsillo. Ahora si esto se me caía iba a tener gravisimos problemas, considerando que no había tenido la cabeza de copiarlas en otro lugar. Mi atención nuevamente es robada por la acción de Vic de servirme una taza de café lo cual le agradezco por tenerme presente. Eso era algo bueno ¿o no? que me tuviera presente en su mente, quizás, solo quizás pudiera hacerla cambiar de opinión, que volviera conmigo otra vez, que no le importara un simple acepto.

Al comienzo solo vi de reojo que se estaba desabotonando el abrigo, luego ya pude apreciar bien que se escondía debajo de toda esa indumentaria. Era hipnotizante verla ir botón por botón como cuando se quitaba la ropa enfrente de mi cuando estabamos solos, sumale un vaivén de caderas y es practicamente igual, incluso ese escote. De pronto no me parece correcto que lleve tamaño escote donde hay niños hormonados, sin mencionar que no quiero nadie vea ni un ápice de lo que yo he visto de ella. La información que me dio fue como un balde de agua fria en la cara "por la misma mierda, está saliendo con otros" ese era el primer paso para luego perderla para siempre y solo basta mirarla para que te des cuenta de que quien se la gane no será ni tan estúpido como yo como para dejarla ir. Apreté mi puño sobre la mesa, al lado de la taza de cafe sin tomarla con las manos. Casi pasó desapercibido su comentario de chica de piel hasta que llegó al punto de aclarar que debajo de las sabanas también lo era "¿qué significa eso? ¿ya se ha acostado con alguien más?" la miré incrédulo, herido, pero claro, ella podía hacer lo que quisiese. Daba igual el tiempo de luto que se deja pasar por una relación rota, ella había terminado la nuestra y por eso tenía todo el derecho de que su luto durara el tiempo que estimara conveniente.

-¿Qué no me importó?- "¿ningún Potter le ha mencionado nada de ese tiempo?" negué para mi mismo, mejor que no lo supiera, sino ahí si que no tendría posibilidad. Suspiré bien hondo mirando al suelo y la volví a encarar con la mirada -tu te apartaste Vic, no fui yo, ni tampoco lo quería, yo no necesitaba que me dejaras-