Cásting: Lorcan F. Scamander

¿Cuánto tiempo llevaba en la misma posición? Era difícil asegurarlo, había perdido la noción del tiempo ahí sentado; me encontraba en la Sala de Menesteres. Había entrado allí con la única idea de encontrar un lugar para pensar, un lugar que me proporcionara la serenidad suficiente para poder pensar en lo que James y Fred me habían contado y yo, en mi fuero interno, ya sospechaba.

Maldita seas, asquerosa profecía.

Suspiré y me decidí a moverme, me levanté del asiento en el que me encontraba para pasear por la sala, prácticamente indiferente a lo que me rodeaba, intentando asimilar el hecho de que Lys, mi hermanita, mi gemela, la persona que siempre me había apoyado sin importar qué clase de broma pesada hubiera gastado o a quién hubiera molestado, no sólo era una vidente, sinó que también era el blanco de más o menos la mitad de la población del castillo; lo peor no era esto, no. Lo peor era que, entre estas personas, se encontraba sin duda el hermano de James, Albus Severus Potter, el "niño de las tinieblas" o como sea que quieran llamarlo.

Maldición, Albus se había criado entre personas del bando de la luz, sus hermanos, sus padres,... obviamente sabíamos que había cambiado, que era un Slytherin mucho más tenebroso,..oscuro, en definitiva, pero nunca hubiera cabido en mi estúpida mente que pudiera pensa siquiera en eliminar a su propio hermano; ninguno de los que lo conocíamos de antaño podíamos reconocer al Albus divertido, sincero, algo loco también, que había sido antes de entrar en Hogwarts.
Cesé en mi constante paseo por la sala y me detuve. "Si no lo reconoces, Lorcan, tal vez sea porque ya no es Albus, es simplemente una alimaña de la oscuridad" me dije a mi mismo, aunque me horrorizara pensarlo debía asumirlo, debía estar dispuesto a proteger a mi hermana, a James, a Fred... a Molly.

Tenía que ser capaz de verlo como era, olvidar cómo había sido y defender todo lo que amaba en mi vida. No podía imaginarme en el futuro sin el loco de James o el fiestero Fred, mis amigos, mis hermanos, el pilar que había soportado mis peores momentos, los que habían sido capaces de levantarme el ánimo cuando ni siquiera Lys era capaz de hacerlo. Lys... no, definitivamente nadie tocaría un pelo a Lys mientras a mí me quedaran fuerzas para empuñar mi varita, nadie dañaría a mi hermana... para eso tendrían que pasar por encima de mi cadáver.

Cuando tuviera que empuñar la varita no me temblaría el pulso, ni siquiera si Albus tenía que ser mi blanco.

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