Canto en la tormenta (Alucard)

El lado oeste del castillo apenas era visitado por los estudiantes, solamente se pasaban por aquí cada que tenían alguna clase pero usualmente se encontraba vacío. Ahora con la manecilla pequeña marcando las 10, el toque de queda decía que los estudiantes teníamos que estar al menos en nuestras salas comunes o seríamos multados con algunos puntos de nuestras casas. Ahora mismo no tenía ganas de estar enfrente de la chimenea escuchando a mis compañeras de cuarto hablar sobre el engreído de Malfoy o de James. Ridículas. Además hacía tan lindo tiempo en la torre, el viento soplaba fuertemente y mis cabellos dorados se mecían de un lado a otro con fuerza, incluso había momentos en que sentía que no podía luchar con el viento. Estaba siendo empujada con suavidad pero sabía que nada me pasaría pues tenía en los bordes de la torre protecciones para estudiantes tan locas como yo que se les ocurría que la mejor forma de divertirse era salir a tomar un poco de fuerte aire.

Suspiré mientras pensaba en lo que pensaría mi hermano si me viera en ese momento en la torre, seguramente me regañaría. Solté una pequeña risa mientras comencé a girar sobre mi misa, era increíble la sensación que estaba experimentando, entre el mareo y el aire podía pensar que estaba volando sin ayuda de una escoba. Me sentía como si estuviera jugando Quidditch, solo necesitaba un poco de música para tener un ambiente completamente tranquilizador. Yo sabía cantar y no había nadie para escucharme ¿Qué podía salir mal en una noche tan perfecta?

When she was just a girl
She expected the world
But it flew away from her reach so
She ran away in her sleep
and dreamed of
Para-para-paradise, Para-para-paradise, Para-para-paradise
Every time she closed her eyes

Comencé a cantar mientras mi voz se perdía con el sonido del aire. Las notas afinadas apenas podían ser percibidas y aunque los profesores pasaran por el pasillo que llegaba hasta lo alto de la torre nunca serían capaces de escucharme, me sentía tranquila y con tanta libertad que no quería dejarlo escapar.

In the night the stormy night away she'd fly. Cantaba y en cuanto terminé la estrofa una voz perturbadora en mi espalda, sabía que se trataba de alguien del sexo masculino, la edad no me quedaba tan clara pues apenas había logrado captarlo. Había algo en su voz que me resultaba un tanto... ¿atrayente? No se pero era distinta a la voz de la mayoría de los chicos del colegio. Sea como fuere sentí como todos los bellos de mis brazos se erizaron con el simple hecho de pensar que alguien me hubiese escuchado cantar. Si el castigo del cual habló me daba completamente lo mismo, pero que me hubiese estado escuchando durante todo lo que canté si que se me hacía completamente terrorífico, no me gustaba cantar con publico excepto tal vez mi familia. Me giré lentamente sobre mi misma haciendo que todos mis cabellos comenzaran a golpear mi cara, era bastante molesto pero soportable, de momento. Miré a la figura que se encontraba delante de mi y pude distinguir a un chico solo unos centímetros más grande que yo respecto a la estatura (lo se era una chica alta sobre todo para mi edad y lo agradecía). Tenía una cara cuadrada pero agraciada, con sus cabellos negros revueltos por causa de la lluvia que también hacia estragos con los míos, por suerte alcanzaba a distinguir que venía vestido como profesor. Alcé una ceja pudiendo notar mi poca confianza hacia él y llevé mis manos dentro de mis bolsas de la túnica buscando mi varita, solo por si acaso.

No es cortés espiar a una señorita - le dije con voz un poco secante y altanera. La verdad es que había sido un poco grosera pero él me había asustado y sobre todo, me había escuchado cantar. Luego suspiré y simplemente pensé en la pregunta que me había formulado - pues depende, si me atrapa el jefe de casa de Slytherin voy a limpiar los baños con un cepillo de dientes, si es de Ravenclaw tendré que trabajar en la biblioteca, si es de Hufflepuf ayudaré en la cocina, si es de Gryffindor me gané la lotería.

Directa. Esa era una de las palabras que me definían completamente y no me avergonzaba decirlo, era de esa clase de chicas que les da igual cuanto daño puedan hacer siempre dicen la verdad. Y claro con la experiencia que tenía con los castigos esos eran los preferidos de los profesores del resto de las otras casas... el de Gryffindor mejor ni hablar que no me gustaba pensar en los gritos de mi Jefe de casa al enterarse (nuevamente) de mi incumpliendo las normas

Me sorprendí cuando el chico cambió un poco su tono de voz, ahora sonaba más caballeroso que antes, posiblemente no se esperara mi respuesta. Aún no me quedaba completamente claro si lo que me estaba diciendo era para calmarme o por que de verdad pensaba que tenía una bonita voz, ya lo habían dicho antes pero siempre parecía que lo decían por cortesía más que por que de verdad lo creyeran. La verdad es que sus palabras eran un poco exageradas aunque claro, tenían cierta pizca de verdad. Mi tensión muscular se vio reducida mientras inspeccionaba al chico en busca de algún indicio de que fuera peligroso, no parecía que lo fuera, saqué mi mano de mi túnica dejando tranquila a mi varita. Sonreí un poco ante sus palabras, aunque no me las creyera demasiado me agradaba ¿A quién no le gustaba que le dijeran cosas bonitas?.

Gracias - dije con la voz suficientemente fuerte como para que me escuchara. Un gran relámpago cruzó el cielo iluminando su rostro y el mio, no pude evitar saltar cuando se escuchó el trueno que lo acompañaba. Estaba tan concentrada en mi visitante que omití prestar atención al clima y ese relámpago había caído demasiado cerca. Al escuchar la invitación a entrar no pude evitar asentir a eso, con paso firme y decidido me acerqué al chico para pasar de largo de él. Cuando entré en la torre lo primero que hice fue agarrarme el cabello para tratar de desenredarlo un poco, seguido de esto lo apreté para sacar un poco del agua que había en él. Terminando de hacer esto me giré para encontrarme con la cara de mi acompañante, dentro del castillo podía notar mejor su rostro, era pálido mucho más de lo que había visto a alguien.

Sophia Anie Straford - le dije mientras estiraba la mano para saludarlo formalmente, tal vez alguna de las lecciones que mi madre me había dado si que habían servido de algo.