{#}Mi llegada a Hogwarts... {Albus S. Potter}

No podía creérmelo todavía. Me encontraba de nuevo en Hogwarts, la escuela que fue mi hogar durante siete maravillosos años. Empujé la pesada puerta de roble y entré en el vestíbulo. Llevaba mi baúl en un carrito para que no pesase tanto. Que recuerdos invadían mi mente en aquellos momentos. El vestíbulo lucía resplandeciente como siempre, era para mí increíble el estar aquí nuevamente, y más ahora que había terminado mis estudios y que me hubiesen admitido como profesora de pociones, eso sí que había sido una grata sorpresa.

Vi pasar a varios alumnos que se quedaron mirándome un rato, claro después de todo, para ellos era un rostro desconocido. Estaba muy nerviosa la verdad de estar allí, recordaba cada rincón, cada cuadro y estatua de todo el castillo, y estaba tan asombrada como mi primer día. Estaba avanzando hacia las escaleras cuando unos chicos que se estaban gastando bromas, pasaron por mi lado chocando conmigo, por lo que caí al suelo junto con mi baúl, que se abrió y cayeron unas cuantas cosas. Ellos no parecieron darse cuenta, pues siguieron riendo y corriendo por allí. - Que llegada tan espectacular...-susurré para mí mientras empezaba a recoger unos libros.

Había oído que ya teníamos nuevo profesor de Pociones. La noticia realmente me fascinaba, pero solo esperaba que fuera un excelente profesor como el que mi padre tanto nombraba, ¿Como era su nombre? ¡Oh, claro, Snape! Las cosas que me contaban de el me hacían dar ganas de haberlo conocido.. sus métodos sonaban tan magníficos y ni hablar por sobre quien siempre había tenido como preferidos. Si, definitivamente había sido el mejor profesor del colegio, incluso de todos los colegios.
Fui al Vestíbulo, con la vaga esperanza de encontrarme con el nuevo ocupante de dicha asignatura, pero perdí toda esperanza cuando vi el lugar repletos de tontos que corrían de un lado a otro. Odiaba el amontonamiento de gente y justo cuando me proponía a dar media vuelta vi como una chica caía al suelo junto a sus cosas.
Sonreí instantáneamente y como algo automatico me acerque a ella. Algo me decía que ella era a quien buscaba.
Me puse en cuclillas y solo al leer una portada supe que realmente era ella.
-Deje que la ayude, por favor- Musite a la vez que ayudaba a recoger todas sus cosas. No era un gesto que se veía en mi seguido, solo muy pocas veces.
Intente tomar todo lo posible para dejarle un peso menor a ella por lo que en menos de unos pocos minutos ya tenia casi todas cosas entre mis brazos. Sin esperar indicaciones guarde todo dentro del baúl que se encontraba abierto y con un movimiento de varita todo lo poco que aun no se había recogido se guardo dentro del baúl y éste se cerro sin problemas.
-Soy Albus Potter- Me presente estrechando mi mano con una sonrisa. -Bienvenida- Agregue guiñándole el ojo.

Empecé a meter algunas cosas en mi baúl a montones, pues quien me viera pensaría que yo era una torpe descuidada cuando yo no me había caído por gusto, que vergüenza estaba pasando en aquel momento. Cuando repentinamente, escuché una voz masculina que parecía dirigirse a mí, diciendo que me ayudaba. Levanté mi rostro para ver al desconocido y le sonreí ampliamente mientras asentía con la cabeza, pronto, el chico cogió mis cosas y las metió en el baúl con un conjuro, vaya no solo era educado, si no que se le daba bien los hechizos. -Vaya, eres muy amable, muchas gracias por tu ayuda.-dije sin dejar de sonreír mientras cogía el carrito.

El chico me dijo su nombre y me guiñó un ojo, parecía ser alguien amable y divertido, por lo que no pude evitar soltar una risita. Potter... era uno de los hijos del famoso mago Harry Potter. -Es un placer conocerte Albus, yo soy Asuka Murakami, la nueva profesora de pociones.-me presenté mientras extendía mi mano como saludo formal.

Le escuché decir bienvenida, a lo que sonreí y agregué:
-Bueno me alegra volver a mis raíces, pero no me esperaba ser arrollada por unos estudiantes mi primer minuto al pisar el vestíbulo.-agregué con una sonrisa divertida. El chico que había sido muy gentil y amable conmigo, se merecía una pequeña recompensa, por lo que abrí mi baúl y busqué en él un libro. -Ten, espero que te guste, es de pociones orientales, no es muy conocido, lo escribió mi madre cuando aún vivíamos en Tokio, es mi forma de darte las gracias por la ayuda prestada.-dije con una pequeña reverencia.

Fue inevitable limitarme a sonreír ampliamente cuando confirmo mi sospecha. Su apariencia era de alguien muy gentil y dócil, pero sabia que las apariencias eran engañosas así que me limite a pensar sobre eso. Ademas, eso era lo de menos mientras sepa dar una verdadera clase de Pociones.
Rasque mi nuca ante su comentario. Nadie espera ser arrollado por los tontos que corretean, pero si no prestas demasiada atención o no conoces sobre ellos sera imposible no caer. El solo hecho de ser un Slytherin me da la ventaja de que no quieran chocar conmigo, una ventaja muy buena, ya que si lo harían mi accionar no seria nada bueno.
Negué ante su obsequio y cuando termino la frase me sentí intrigado por saber sobre qué trataba. -No acostumbro a recibir recompensas, pero sinceramente no puedo negarme ante un libro de éste tipo- Le dije sincero. En mi hogar tenia una biblioteca propia repleta de libros de Pociones, dudaba en no tener el que me estaba dando, pero aun así lo acepte y seguramente en un rato lo iba a leer.
-Gracias a usted, profesora- Le respondí con una sonrisa. -¿Sabe? Estuve esperando con ansias su llegada- Le comente sin siquiera detonar una pizca de vergüenza por mi comentario, para otro hubiera sido algo osado, pero para mi solo era la verdad.
Mire las escaleras y luego su baúl. -¿La escolto hacia su habitación?- Le pregunte fijando mi mirada sobre ella.

Le sonreí, en un principio no quería aceptar el libro, pero finalmente lo cogió, por lo que mi sonrisa se ensanchó más. - Oh no es como una recompensa... tómatelo más como un regalo de bienvenida.-dije mientras veía a esos alumnos que me habían empujado, se veía que eran bastante descuidados. Me gustaba el carácter de ese chico, educado, gentil, amable y de mirada segura. -Ah espensas de parecer algo creída, es un libro muy bueno, y no lo digo porque sea mi madre la autora del mismo.-dije mientras cogía el carrito.

Iba a continuar mi camino hacia las mazmorras pero el chico estaba todavía hablando, eso era genial, mi primera conversación en Hogwarts. -Bueno , pues me alegro de que digas eso, la verdad es que muchos alumnos no lo harán creo yo vamos, así que eso dice mucho de ti, espero que te guste la manera en que pienso dar la materia.-dije mirándole a los ojos. Era un chico fuerte, y seguramente sería de los mayores del castillos.

No me esperaba que me quisiera acompañar hasta la que sería mi habitación. -Será un honor y un auténtico placer, pero mi habitación está en las mazmorras, me gusta estar cerca de mi aula.-dije con una sonrisa. -Puedes acompañarme, te invitaré a un té y podremos mantener una buena charla.-dije mientras empezaba a caminar hacia las mazmorras.

Aquella profesora tenia algo que captaba mi curiosidad. Si, era demasiado curioso, pero ahora se sentía diferente. Me gustaba competir, sobre todo en Pociones y sabia que si contaba con una mentora como ella iba a perfeccionarme bastante, ¿Mas? Estaba casi seguro estar a un mismo nivel que un profesor, era inevitable no ser arrogante en este tema.
Sonreí cuando menciono que su habitación estaba en las Mazmorras, ¡Perfecto! Seguramente nuestros encuentros serian aun mas que con cualquier otro profesor y eso me traería ventajas o eso creía.
-Me parece mas que perfecto- Le dedique una sonrisa y tantee su baúl con mi varita para que ésta nos siga sin tener que ser cargada, una comodidad.
La seguí sin saber muy bien que acotar. No quería sonar o parecer un chico molesto, pero en el día de hoy no tenia nada programado y estar con ella se me hacia interesante. Guarde el libro en mi bolsillo y le dedique unas miradas a lo Slytherin a algunos chicos que pasaban cerca de nosotros con el fin de que no nos toquen.
Seguramente les llenaba de curiosa saber quien era la bella dama que me acompañaba y estaba seguro que jamas pensarían que se trataba de la nueva profesora, ya que demostraba ser apenas unos años mayor que los chicos de septimo.

Sonreí satisfecha al aceptar mi ofrecimiento. Vi como Albus, hechizaba mi baúl, para que se elevase unos centímetros en el aire y nos siguiese. No acostumbraba yo a usar la magia demasiado, y menos en los últimos años por lo que tendría que ser más perspicaz. No pude evitar reír debido a las reacciones que tenían los alumnos al ver como Albus les miraba, ellos parecían no querer problemas, por lo visto, era un chico el cual se sabía ganar el respeto de la gente y eso estaba muy bien.

-Madre mía, veo que eres de esos chicos que con su actitud férrea han logrado ganarse el respeto de todos con solo pasar por su lado, eso es una cualidad realmente admirable...-dije mientras bajábamos a las mazmorras. El ambiente allí era más frío y me gustaba la verdad, mis zapatos repiqueteaban en el frío suelo de piedra. No tardamos en llegar frente a la puerta que daba paso a mi habitación. Metí la llave en la cerradura y la abrí. Entré y seguidamente entró Albus. La habitación tenía una ventana que daba a los terrenos mágicamente, y estaba adornada con las hermosas cortinas verde esmeralda que había puesto. Una alfombra plateada y moteada de color violeta. Una mesa baja japonesa para el té.

Con un movimiento de varita saqué la tetera del baúl y la puse a calentar. -Prepárate, pues yo hago el té más delicioso de Reino Unido y Japón.-dije con una sonrisa traviesa mientras sacaba las hierbas aromáticas y las mezclaba en mi té único. -Bonita la decoración... yo misma la mandé realizar, elegante y sutil, ¿qué te parece?-dije mientras servía el té en dos tazas.

Ladee mi cabeza con una sonrisa traviesa cuando menciono sobre lo que yo era de esos chicos que imponían respeto. No me gustaba que jugaran conmigo ni mucho menos que se crean mejor que yo por lo que durante estos años había hecho saber de lo que era capaz de hacer por un simple rose con ellos. Obviamente siempre había sido limitado sin olvidar sobre quienes se trataban cosa que actualmente no era muy capaz de hacer, de igual forma siempre demostraba ser un chico bastante paciente.

Entramos a su despacho y no dude en echarle un vistazo al lugar. No era de apreciar la decoración ya que ese era un tema que no me importaba, pero de igual forma simule interés.
Tome asiento y le dedique una sonrisa. Odiaba el té, pero no iba a rechazárselo... si mi madre me viera seguramente me diría: "Eres mañoso, cariño".
Tome la taza sin antes sonreír y le di un pequeño trago. Se me era detestable aquel liquido, pero lo disimulaba perfectamente. -Delicioso- Sonreí como si hubiera probado el mejor platillo de la abuela Molly. Mire la sala ante su comentario y asentí. -Debo de admitir que tiene un excelente gusto- Acote volviendo a dar un sorbo. -Lo recordare cuando necesite de una decoradora- Agregue sonriendo y le guiñe un ojo.
Me acomode en mi asiento y la mire con curiosidad. En todo lo que había leído no recordaba un profesor de Pociones tan joven como lo era ella o al parecer sabia como mantener su imagen. -No suelo manejar hierbas, pero realizar té lo veo similar a la preparación de una poción- Comente mirando la taza. -Mezclas ingredientes y obtienes un compuesto mucho mejor- Sonreí. Toda mi vida me había pasado mezclando todo tipo de sustancias, obteniendo buenos, malos e excelentes resultados.