Ronda nocturna (libre)

Me metí en la cama disimulando que llevaba el pijama puesto. Cuando todas mi compañeras se quedaron dormidas, salí de puntillas de la habitación sin hacer mucho ruido para no despertarlas. Era una buena actriz, ya que podía decir algo y sentir otra cosa... desde pequeña, yo tuve que engañar a la gente para sobrevivir todos los días que estuve en el mundo muggle, aunque cuando llegué al mundo mágico, todo había cambiado.
Dormir esa noche no iba a ser algo fácil, ya que hoy estaba demasiado enérgica por lo que quería salir de la cuadrada habitación para tomar aire.
Eso de ser la ganadora del premio anual podía tener sus ventajas y también tenían sus desventajas, pero siempre aprovechaba al máximo de las múltiples ventajas.
Anduve un rato por los pasillos oscuros y anchos. Por la noche, parecía estar en una de esas películas de terror en las que en cualquier momento, podría salir cualquier cosa de la oscuridad.
No había traído mi varita, ¿qué mago se olvidaría de su varita? Pues, ese mago-que en realidad, era maga- era yo.
Estaba andando con el corazón latiendo rápidamente, razón que no sabía por qué.
Cuando llegué la sala de trofeos miré todos los trofeos ganados y todas las fotos de los anteriores jugadores de Quidditch, no había mucha luz, solo la que provenía de la luna, pero al menos se veía algo.
Sentía como si alguien estuviese allí, como si estuviera esperando el momento oportuno para atacar o, simplemente, observándome. Muchas veces, podía ser que saliese de mi imaginación y otras es que realmente fuese así, pero no lo sabía así que me quedé allí sin intentar mirar mucho a otros lados. Era unos de esos momentos geniales de no tener la varita, claro... irónicamente hablando.

Estaba atenta a las fotos y a los trofeos, que posaban en la estantería de hace más de 100 años o más y en los que pensaba que podrían estar mis padres pero, aunque estuvieran en las fotos no les reconocería, y tampoco es que me hiciera mucha ilusión conocerles alguna vez por lo que me hicieron... ¿quién abandonaría a su propio bebé en un contenedor? Eso era algo que sin duda yo no haría nunca, ni en mis sueños. ¿Cómo podrían hacerlo? Esa era realmente mi pregunta... ¿no se sentían culpables? Posiblemente, ellos no supieron nunca cuanto había sufrido en ese centro que parecía un manicomio y además, las personas de allí eran más locas que un loco. ¿Me hubiesen echado alguna vez de menos? Lo dudaba... Si ellos me conocieran, no iban a querer saber nada de mi. Recordar mi pasado era fácil mientras miraba el pasado de esta escuela de magia.
¿Me podría haber imaginado alguna vez una escuela así? No, porque... cuando era niña las historias entonces para mi eran fantásticas, de príncipes que iban en busca de aventura encontrando a su princesa y luchando contra dragones, de viajes a otros mundos... Las historias siempre trataban de amores, amores prohibidos, amores no correspondidos, amores a escondida, hasta aparecían amantes y todo. ¿Cómo a la gente le gustaba leer esos libros? Debería pensar que, en realidad, ninguna chica encontrará ese amor verdadero, ese amor que es mutuo, que es fuerte, que es indestructible, que no hay barreras entre ellos, que daría la vida el uno por el otro y nadie ni nada les impedirían seguir amándose. Yo misma, una vez, soñé encontrar ese chico el cual posiblemente estuviese solo en mis sueños y el cual nunca encontraré. Pero, por alguna casualidad, ese chico podría estar más cerca de mi de lo que me imaginaba, tan cerca que podía tocarle, tan cerca que podía oírle, tan cerca que podría sentirle a mi lado... Y sin darme cuenta, ese momento mágico de mi vida, en los que me creía esa princesa encerrada en una torre y venía un príncipe a rescatarme, haya desaparecido por la necesidad de madurar antes y de ver la vida como realmente era sin ninguna fantasía mía añadida. Nunca debía haber ido allí, porque el mundo muggle no era mi mundo... el mundo mágico tampoco era mi mundo... mi mundo iba a estar con ese chico... sin importar si solo somos amigos o somos algo más... porque aun así siempre le amaría.
Escuché una voz a mis espaldas, la cual al principio no supe identificarla por lo que me sobresalté pero, al darme la vuelta y ver quién era, además que después pude darme cuenta quién era, suspiré aliviada. Aunque quitara puntos a la casa, al menos, sabía que era él y no otra persona.
- Si... bueno, hasta a mi me parece extraño que el señor Gallaher no estuviera esta noche presente por aquí, pero ya ve usted, profesor.-dije siguiendole la broma. Y además... era verdad, Jacob no había venido conmigo en esta escapada nocturna sino todo lo contrario, ahora él era el que me había pillado cuando él muchas veces había hecho eso. Ninguno de los años anteriores había sido prefecto, pero al parecer, este año le tocó el turno lo que me alegraba, pero ya no podría hacer tantas escapadas como antes ni tantas tonterias, ya que él debía ser un modelo a seguir y solo pensarlo me hacía gracia... Me imaginaba a todos los chicos Hufflepuff como Jake, su mismo estilo, su mismo carácter. Era suficiente con aguantar a un Jake -no en mal sentido-, no me imaginaba como sería con tantos.
Le miré un momento y después bajé mi mirada hacia el suelo mientras juntaba mis manos.
- Esto...-dije tímidamente como una niña pequeña.- Se las consecuencias de mi estancia aquí en este momento y se que me tiene que castigar o quitar puntos, así que haga su trabajo.-seguí con mi tono de niña pequeña.
No sabía si lo iba a hacer o no, pero no me iba a molestar, porque debía recordar que él era un prefecto y aunque fuese premio anual, seguía sin deber estar allí en ese momento.
De repente, se oye un golpe con algo de hierro, lo que me hizo asustarme y más preocuparme de quién o qué había chocado con algo de hierro, ya que seguramente se hubiera dañado.
Cuando él hizo el hechizo, pude ver a una alumna de séptimo curso de Ravenclaw, no la conocía mucho pero la recordaba de alguna que otra clase que nos tocaba juntas, aunque realmente nunca me interesé en conocerla demasiado, pero ahora estaba preocupada por si le hubiese pasado algo.
Oí hablar a Jake, pero me adelanté para ayudar a la chica sin hacerle caso a él. Sabía que debía hacer su trabajo, pero ella parecía estar mareada y no la podíamos dejar así. Me acerqué a ella y miré si seguía consciente, algo que me pareció que sí.
Me sentía algo culpable por el golpe de la chica, ya que si yo no hubiera salido de la habitación puede que ella tampoco. El destino puede cambiar cualquier cosa por un solo movimiento, mirada, gesto insignificante...
- ¿Estás bien, Lyssander?-ese recuerdo yo que era su nombre, aunque estaba dudando, pero aun así, prefería fiarme de mis recuerdos.
- Jake, asustas a la gente.-bromeé riendome. El golpe contra el escudo fue bastante fuerte, por lo que me imaginaba que iba a estar un rato mareada. Seguí de rodillas delante de la chica y la examiné superficialmente para que no tuviera ninguna herida o algo así, pero no vi nada.

Cuando estaba un poco mejor, Lyssander habló... pude darme cuenta en su voz de que algo no iba bien pero, no sabía qué pasaba pero si no iba a decirlo no le iba a preguntar, puede que ella no hubiese querido decirlo.
Reí en bajo cuando dijo que veía a tres Jacobs. Miré a Jake sonriendo y después volví nuevamente mi mirada hacia Lyss.
Jake debía saber algo aunque estaba más que segura que lo sabía, iba a vengarme y no iba a tener piedad, así que debía esperarse lo peor. Puede, que de alguna manera... en mi interior, me molestaba que el fuese prefecto por no poder salir como antes, pues de quisiera que volviese a ser como en los otros años, pero aun así, Jake siempre me decía que quería ser prefecto de la casa y había conseguido lo que quería... Su carácter cabezota podía ayudarle en eso, ya que conseguía siempre lo que quería y lo había hecho... Pero, yo no solía ambicionar mucho, por lo que no solía conseguir muchas cosas... aunque tampoco tenía tantas cosas que quisiera con cualquier precio.

Cuando nos dijo el castigo que nos había puesto, suspiré y le miré con una mirada asesina cuando se rió. No era él que lo iba a hacer, así que él se divertiría mirándonos trabajar.
Pude notar la mirada de Jake y sabía que posiblemente no hubiese querido hacer esto, pero lo debía hacer sí o si
- Yo puedo limpiar esto sola, así que tu mejor quédate allí y no te levantes, por la mañana te acompaño a la enfermería para ver si tienes algo.-dije cogiendo una fregona, la metí en el agua y la estrujé para quitar el exceso de agua.
Tenía que ir a la enfermería ya que nunca se sabía si tuviese o no algo, y aunque no tuviese nada siempre es mejor prevenir que curar, ¿no?
Miré a Lyss y le sonreí.
- Lo haré sola quieras o no, ¿si?-le dije guiñándole un ojo. No quería que se preocupase, ya que había hecho esto muchas veces, así que lo acabaría pronto... como en un abrir y cerrar de ojos.
Esperaba que Jake no dijera nada en contra de eso, porque quería hacerlo sola... bueno, no quería que Lyss se esforzara demasiado, se acababa de dar el golpe, por lo que aun andaría mareada se dé o no cuenta.

Realmente, no me esperaba encontrar a nadie por los pasillos esa noche y aun menos que estemos en esta situación. Hubiese preferido que fuera un poco más tranquila, ya que aun así, no tenía ganas de limpiar todo el piso, pero lo haría porque me habían pillado. Si no hubiera sido prefecto, ahora mismo estaríamos haciendo alguna tontería por la escuela sin importarnos de las normas ni los prefectos, bueno... de los prefectos sí, porque íbamos a hacer lo posible por evitarlos y que no nos pillaran.

Al parecer, no iba a dejar que lo hiciese sola, pero sabía que no le podía decir nada porque igualmente lo haríamos las dos. Aunque no me molestaba eso para nada...
Asentí al comentario que hizo Lyss sobre Jake y después escuché la respuesta de Jake, la cual me esperaba oír.

- Si lo eres.-dije interviniendo entre ellos. Reí y miré a Jake sonriendole. Aun si me está castigando por hacer esto aun seguía sonriendole, porque era mi mejor amigo y no iba a ser tan mala con él porque realmente le amaba y ¿cómo odiar a alguien que amas?

Cuando Lyss dijo que tenía un conjuro para eso, dejé la fregona en su sitio y ella hizo el conjuro, nos ahorraríamos mucho tiempo, además de que cuando acabásemos o antes, íbamos a estar agotadas. Cuando me miró Lyss le sonreí y asentí, porque con ese conjuro se iba a limpiar todo rápidamente. Al hacer el hechizo,todos lo necesario para hacer la limpieza iba revoloteando y moviendose rápidamente de un lado a otro del piso, pero Jake deshizo el hechizo y todo cayó al suelo.

- No, no, no... Prefecto, como bien se habrá dado cuenta en sus palabras anteriores, no dijo nada de que no podríamos utilizar la magia para hacer esto. Así que tendríamos todo el derecho de hacerlo.-dije mirandole muy convicente mientras me interponía entre su mano. Lo que había dicho era verdad, porque si él nunca había mencionado que no podríamos utilizar la magia para eso nosotras la podíamos utilizar como nos apetezca y tampoco podía añadirle nada más, el castigo estaba puesto como no lo había dicho antes, ahora no podía decir que no podíamos utilizar la magia para limpiar.